miércoles, 13 de agosto de 2008

Cuba, su participación en las elecciones estadounidenses


La elección del próximo presidente norteamericano es un tema de suma importancia en Cuba, en donde la mayoría tiene un pariente en los Estados Unidos y en donde todos, de una forma u otra, se ven afectados por la política del gran vecino. Creo que Obama es el favorito de los cubanos que residen en la isla, entre otras razones porque la otra opción es Mac Cain.

De acuerdo con las ofertas de campaña de él – Obama – se terminarían las limitaciones que tienen hoy los cubanoamericanos para visitar a sus familiares en Cuba y para enviarles dinero como remesa; sería posible que se permita a los ciudadanos norteamericanos visitar la isla, lo que significaría más propinas y demandas en el amplio sector turístico, que no se restringe a lo que el Estado organiza; se suavizarían las restricciones de viajes a los Estados Unidos, no solamente para académicos, artistas o deportistas, sino para muchísimas personas que quieren visitar a sus familiares y quizás lo más importante, la posibilidad de un diálogo fructífero permitiría vislumbrar una solución al ya dilatado diferendo ente Cuba y los Estados Unidos.

¿Está confirmada toda esta propuesta? No. Es sólo una campaña, de hecho, Obama no ha hecho grandes promesas, lo que ha hecho es limitado a hacer leves insinuaciones, listas para interpretaciones. Él es un demócrata que va camino por los cuatro Estados clave para llegar a la Casa Blanca y para esto deberá ser muy cauto en sus declaraciones, principalmente para ganar los 27 votos electorales en Florida.

No quiero pecar de cándido, pero Obama es afroamericano y en un país como Cuba, tan mestizo, tradicionalmente gobernado por blancos, un presidente de raza negra en la primera potencia mundial es un mensaje positivo; más bien es una provocación en los cubanos cuando empiecen a cuestionarse el por qué en un país que la propaganda oficial los ha convencido de que es tan racista elijan un presidente de ascendencia africana.

Y Mac Cain? Por qué no? Por que los cubanos personifican en él la coartada perfecta del gobierno – cubano – ante cualquier acto que el gobierno americano haga que pudiera considerarse en contra de Cuba para llamar a la unidad nacional y considerar sin miramientos cualquier acto de disidencia, lo que resultaría favorable a la permanencia de quienes están en el poder. Los cubanos ya no quieren eso.

En Cuba, atendiendo a la información que llega a través de los medios oficiales, sólo se puede favorecer a Mac Cain y nadie ha escuchado un discurso completo de Obama, pero muchos han contemplado cómo se mueve en la tribuna y han examinado las caras de quienes le aplauden. Probablemente a todos les ha llegado el rumor desde Miami, al menos, de que sabe pensar y dialogar y hasta han empezado a apostar en un cercano entendimiento con el gobierno cubano sin humillaciones.

Quizás el punto de mayor aproximación entre los cubanos y el actual candidato demócrata es la palabra elegida para encabezar su campaña: Cambio. Después de medio siglo de lo mismo los cubanos están sedientos de cambios y un político que se atreva a proponerlos tiene que ser aceptado y debe tener una oportunidad. Cuando los cubanos piden a su gobierno un cambio, siempre los reciben con este argumento: “son ellos - los norteamericanos - los que deben cambiar”, por eso se disparan las expectativas en relación con Obama, porque si los norteamericanos cambian su actitud hacia Cuba, el gobierno cubano tendría una difícil tarea para ingeniárselas para mantener atascadas las inaplazables reformas democráticas que exige la sociedad.

Un hombre como Obama, sin pasado en relación con Cuba, siempre estará en ventaja ante otro que, como Mac Cain, piloteaba un avión repleto de bombas frente a las costas cubanas, en los difíciles días de la crisis de los misiles de 1962. Él estaba dispuesto a dejarlas caer sobre quien estuviera debajo. Las presumibles víctimas hubieran podido ser los entonces cándidos adolescentes que ahora conforman la comunidad cubanoamericana que representa el 7% de la población de Florida y podrían estar dirimiendo al próximo presidente de los Estados Unidos.

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