sábado, 27 de septiembre de 2008

Primer debate, qué hacemos con Wall Street e Irak?

Si la gente esperaba un golpe de nocáut en este debate, eso no ocurrió.

Había demasiado en juego anoche. El 90% del electorado está resuelto, 45% republicanos, 45% demócratas. Los debates servirán para decidir ese 10% independiente. Cualquier error resta. Aunque el primer debate es el decisivo según los analistas políticos (el ganador del debate podría suponer un aumento en las encuestas de entre cuatro y cinco puntos), los candidatos presentaron prudencia y una actitud reservada en sus respuestas. Faltan sólo 38 días para las elecciones y Estados Unidos no sabe muy bien dónde está parado.

Este debate presenta una característica particular, nació bajo la sombra alargada de la grave crisis financiera y de la búsqueda desesperada de soluciones en Washington. A tal grado que McCain casi no se presenta al duelo, aduciendo que no asistiría mientras el plan de rescate de la industria financiera de Estados Unidos no haya concluido. Es como si Wall Street haya secuestrado el primer debate presidencial.

Como es de esperar, tanto republicanos como demócratas se adjudicaron la victoria, pero lo que sí se evidenció es que cada uno tiene su fuerte: republicanos, la cuestión de la seguridad nacional; demócratas, el tema de la economía.

Ambos candidatos están optimistas de que el Congreso logre un acuerdo ante el plan de rescate de USD 700.000 millones para el sistema financiero de Estados Unidos, pero no saben si la cifra asignada será suficiente, ni pueden asegurar que su aprobación produzca los efectos esperados.

Obama pareció más fuerte y enfocado en su intento por atar a McCain con Bush. Criticó la propuesta de su adversario para congelar el gasto público - en la mayoría de los programas que no fuesen de defensa o salud para veteranos de guerra - y presentó la situación financiera del país en términos realistas culpando a las políticas republicanas por la crisis de Wall Street. Comentó que McCain reduciría los impuestos a los ricos y recortaría los tributos corporativos.

Sobre el salvataje para Wall Street, comentó que su equipo todavía se encuentra analizando el contexto concreto sobre eso. En situación en donde la impotencia y el caos aumentan cada día en Washington, esa no era la respuesta que esperaban los estadounidenses.

McCain tampoco lo hizo mucho mejor. Sus creencias en política financiera se basaron en la conocida receta neoliberal – reducir y limitar el gasto público, cambiar el sistema. Doce veces la misma fórmula durante 90 minutos. El mensaje fue claro.

Obama demostró que tenía competencia y dominio de los hechos en los principales temas para la política estadounidense en el mundo y criticó el juicio de McCain al apoyar la invasión militar estadounidense defendiendo sus propuestas en materia de seguridad nacional contra su rival presentando la guerra en Irak como un fracaso general de la política exterior del Partido Republicano, dejando que la red terrorista Al Qaeda pudiera recuperar sus peligrosos tentáculos en Afganistán.

McCain ha sido un acérrimo defensor de la guerra. Replicó recordando la inexperiencia de su rival demócrata e incluso atacando la "ingenuidad" de Obama. Sostuvo que la gran pregunta que enfrentará el próximo presidente será "cómo salimos y cuándo salimos". Apoya la estrategia del aumento de tropas en Irak justificándola en una reducción en la violencia en el país. No piensa salir de Irak hasta declararse vencedor de esta guerra.

El mensaje corporal fue una lucha entre la superioridad y experiencia que se atribuye McCain versus la frescura y motivación que propone Obama en su discurso. Mientras Obama se dirigía desde el estrado a su adversario, le hablaba directamente y procuraba mirarle a los ojos. McCain dio en muchos momentos la espalda a su contrincante demostrando una posición de superioridad, escurridizo y de vez en cuando mostrándose despreciativo ante los comentarios de Obama. McCain subrayó su propia experiencia política y su competencia sobre todo en cuestiones de política exterior y en seguridad. Invitando a la audiencia a dudar sobre la falta de sabiduría y experiencia necesaria de su adversario para gobernar al país más poderoso del mundo. Ahí se notaba también una pizca de clara arrogancia y altanería.

Un sondeo realizado telefónicamente por CNN y Opinion Research Corp. - 524 entrevistados - inmediatamente después de concluido el debate le dio la victoria a Obama. Consultados sobre quién estuvo mejor, el 51% dijo que Obama y el 38% señaló a McCain. Ganó en temas específicos: manejo de la economía (58 a 37%) y la guerra en Irak (52 a 47%). Otro sondeo realizado por CBS News y Knowledge Networks - 500 consultados - le dio la ventaja a Obama por 39% contra 24% de McCain. El restante 37% dijo que fue un empate.

¿Cómo explicar que casi la mitad del electorado apoye la continuidad de una administración que arrancó con el 11 de Septiembre y terminó con la mayor debacle financiera desde la Gran Depresión, pasando por el desastre del Katrina y una guerra equivocada e inútil?, una pregunta de Larry King para el resto del mundo…

El pueblo americano se encuentra en un verdadero dilema. Tienen la oportunidad de elegir al primer presidente de color o al presidente más longevo y primera vicepresidenta en los Estados Unidos. McCain plantea bases sólidas para el futuro; Obama, un futuro esperanzador.

Con todo esto, la posición y comentarios de McCain le favorecerán en la medida que los estadounidenses disfruten de su propia arrogancia... mientras que Obama se verá favorecido en la medida que pueda demostrar en los próximos debates que la crisis en Wall Street fue el veredicto final de ocho años de políticas económicas fracasadas.

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