sábado, 27 de junio de 2009

Obama y el embargo a Cuba


El embargo estadounidense contra Cuba ha sido un fracaso. Obama debería levantarlo.

La decisión apareció como mecanismo de presión política durante la guerra fría, pero luego de casi 50 años, el embargo no ha cambiado el curso ni la naturaleza del estado caribeño; de hecho, no ha liberado a ningún ciudadano cubano y ha hecho al pueblo cubano más pobre sin necesariamente hacerlos más libres. Por otra parte, socialmente ha privado a ciudadanos estadounidenses de su libertad de viajar a la isla y económicamente le ha costado a productores agrícolas miles de millones de dólares en potenciales exportaciones.

El mismo embargo le ha servido a Castro como herramienta de política exterior, elevando la reputación de su gobierno al proveer una excusa para los fracasos de las políticas “socialista-caribeñas”, sin discutir si el fracaso en sus políticas se debe al embargo o la ineficacia de éstas propiamente.

Permitir más viajes y exportaciones agrícolas a Cuba sería bueno para la democracia y la economía. Afortunadamente ya se ven las cosas más claras, la administración de Obama relajó los controles de viajes y remesas a la isla por parte de cubano-americanos, y la semana pasada dio su voto positivo para permitir la entrada de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA).

En el 2000, el Congreso aprobó una Ley para permitir las ventas —pagadas en efectivo únicamente— de productos agrícolas y suministros médicos. Los resultados de esta apertura han sido impresionantes: las ventas totales de productos agrícolas a Cuba se incrementó de cero a USD 691 millones en el 2008. Cuba pasó de ser el cliente menos importante al sexto cliente más importante para los productos agrícolas estadounidenses, principalmente el maíz, la carne, las aves de corral, el trigo y la soja. En 2008, los agricultores estadounidenses le vendieron más a los 11,5 millones de cubanos que a los 200 millones de brasileños. Eso es bastante.

La Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos calcula que las exportaciones agrícolas estadounidenses crecerían en USD 250 millones si las restricciones sobre el financiamiento de exportaciones fueran eliminadas. Estos números no consideran el potencial de las exportaciones a Cuba, a largo plazo, con una relación normalizada.

Como referencia, Las Bahamas, República Dominicana, Jamaica y Guatemala gastan aproximadamente el 2,8% de su PIB en productos agrícolas estadounidenses. Si Cuba gastara ese porcentaje, las exportaciones a Cuba se duplicarían, a USD 1.500 millones por año.

Ahora, algunos argumentan que comerciar con Cuba no haría más que financiar a los Castro, al motivar para que el Estado tome gran parte de las remesas y dólares de sector turístico; sin embargo, al vender más productos estadounidenses a Cuba, el Estado se verá forzado a utilizar esos dólares en importaciones. El intercambio comercial sería de productos agrícolas por servicios turísticos y el regimen caería por su propio peso...

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