domingo, 1 de noviembre de 2009

Sudamérica y su carrera armamentista

Ayer jugué Mikado, un juego de mesa de origen chino cuyo objetivo es obtener el máximo número de palillos de un montón, sin que se muevan los demás. Cada palillo es un problema diferente y se asemeja mucho a lo que está ocurriendo en Sudamérica, en donde la ola de compras de armas por parte de los países de la Región está haciendo que sus vecinos se miren unos a otros con creciente temor y desconfianza.

La preocupación que se ha extendido por América Latina debido a la presencia militar estadounidense en Colombia – a través de un acuerdo que permite a Estados Unidos usar siete bases militares en el territorio colombiano - es tangible.

Brasil se refuerza para proteger sus recién descubiertas riquezas de petróleo y gas; Venezuela asegura que Estados Unidos pudiera atacarla; Colombia está preocupada por Venezuela; Ecuador mira a Colombia; Chile se asegura ante un roce con Perú o Bolivia, y Paraguay pone sus ojos sobre Bolivia.

Esto es una crisis diplomática, no económica. Aunque la recesión mundial está presente, el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres en su informe anual indicó que en la Región la venta de armas casi se ha duplicado en sólo cinco años, de USD 24,000 millones en el 2003 a USD 47,000 millones el año pasado.

Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, siglas en inglés), Chile lidera el gasto militar por habitante, que ascendió a USD 290 "per cápita" en 2008, mientras Colombia gastó USD 115, Ecuador USD 89 y Brasil USD 80. En relación al PIB, Ecuador gasta el 3,81%, seguido por Chile, con un 3,73% y Colombia, con 3,34%. En términos absolutos, medidos en miles de millones de dólares, el país que más gasta es Brasil, con el 45% del total, seguido de Colombia y Chile. El mismo informe indica que sólo cuatro países representan 80% de todas las adquisiciones de armas: Brasil, Venezuela, Chile y Colombia.

Podría ser que estás compras se enfoquen a la renovación de sus flotas armamentistas, pero en la Región existen motivos de preocupación, como los como los choques entre el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe y sus vecinos, Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador.

Ante esto, Brasil se cura en sano, enfocándose en proteger extensos nuevos depósitos de petróleo y gas natural hallados frente a sus costas, así como aumentar su control sobre la vasta Amazonía. Ha comprado 36 cazas, cinco submarinos, 250 tanques y unos 50 helicópteros.

En Venezuela lo tienen claro: para todo héroe un villano, y es aquí en donde Chávez necesita un enemigo externo que le permita sostener su perspectiva ideológica del mundo y desarrollar su política interna: Colombia. Chávez prepara su defensa política y está creando una atmósfera de peligros para su país de tal forma que una posible invasión militar a su país podría ocurrir en cualquier momento, con esto justifica la firma de un acuerdo armamentista con Rusia que incluye misiles tierra-aire S-300 de largo alcance, y casi 100 tanques T-72, aviones Sukhoi y misiles SAM-24 y cohetes antiaéreos que pueden dispararse desde el hombro.

Chile ha incrementado su gasto militar. Dispone de ahorros por USD 3.000 millones para la compra de equipamientos militares, cuyos fondos provienen de la Ley Reservada del Cobre (LRC), que entrega el diez por ciento de las ventas de la minera estatal Codelco exclusivamente para comprar material bélico. Según el SIPRI, Chile es el segundo importador de armas de América Latina, con USD 615 millones en el año 2008 y según su historia nacional aún tiene con Perú sendos diferendos limítrofes y un litigio irresuelto, por una salida al mar, con Bolivia.

Por su parte Perú está adquiriendo cuatro fragatas y Ecuador está comprando aviones de combate Mirage 50, fragatas, helicópteros y aeronaves no tripuladas de vigilancia en convenios comerciales con Rusia, Irán y Venezuela.

En Bolivia, el Presidente Morales autorizó la compra directa y sin licitación de seis aviones de combate ligero K-8, de fabricación china, con USD 57,8 millones; y la compra de un avión presidencial a Rusia luego de éste gobierno ofrezca la instalación en Bolivia de un centro de mantenimiento de aviones de combate.

Argentina, Uruguay y Paraguay están entre las naciones que menos han comprado armas. Pero pocos días después de que Bolivia anunciara su compra de seis cazas chinos, los congresistas de Paraguay demandaron que su gobierno reconsiderara sus modestos planes de compras de parque bélico.

Desde el año cuarenta, Latinoamérica sólo ha sufrido seis guerras entre Estados, en su mayoría conflictos breves. No somos una Región belicosa. Nadie piensa que alguna de las aproximadamente 10 disputas fronterizas en el continente puedan degenerar en un conflicto en un futuro cercano; sin embargo, varios presidentes latinoamericanos y otros funcionarios insisten en que una verdadera carrera armamentista está afectando la Región y devorando recursos que deberían emplearse en desarrollar la infraestructura, estimular el crecimiento de la economía o luchar contra la pobreza.

Recientemente, el Presidente peruano Alan García exhortó a las Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos (OEA) a que ayudaran a detener "los excesivos gastos militares''. Por su parte, el Presidente Uribe emprendió una gira para tranquilizar a sus vecinos justificando la firma del acuerdo con Estados Unidos para la lucha contra las FARC. El resultado fue un fracaso, Chile y Perú no lo apoyaron; Paraguay se mostró indiferente; Brasil y Uruguay admitieron sentirse preocupados e insistieron en que las operaciones militares deben realizarse con transparencia; Argentina y Bolivia manifestaron su desacuerdo; y Ecuador y Venezuela ni siquiera participaron en esta campaña.

Esta carrera armamentista es “vergonzosa” y los gastos en compras militares de los países sudamericanos es prácticamente una “locura”. Con esos USD 23.000 millones adicionales, habrían salido de la pobreza 30 millones de suramericanos.

Ahora, las preguntas entre líneas deberían ser… ¿De qué familia latinoamericana estamos hablando cuando varios países en la Región están actualizando y reforzando su capital armamentista? ¿Quién nos está metiendo carbón? ¿Quién está planteando el escenario necesario para reforzarnos en material bélico sobre otras prioridades sólo por un “por si acaso”? ¿En qué lucha ideológica estamos cayendo como Región? ¿Para qué nos estamos preparando, para una lucha como Región o para un conflicto intra Región? ¿Quién se está beneficiando de esto? Mejor paro de preguntar, no quiero ser sesgado.

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