domingo, 20 de septiembre de 2009

Chile y su economía abierta, Ecuador y su retórica


Acabo de leer el Informe Mundial 2009 sobre Libertad Económica. Ecuador ronda el puesto 120 y Chile está en el lugar número 5 de 141.

¿Qué diferencia a estos dos países? Ecuador ha visto descender puestos desde 2007(112/141) mientras que Chile ha venido escalando desde el número 71/72 en 1975, al lugar número 5/141 en 2009, inclusive por encima de los EE.UU.

En Chile, desde 1975, ha venido ocurriendo un fenómeno económico llamado la revolución chilena, y no es la “revolución ciudadana” de Correa ni el “socialismo del siglo XX1” de Chávez, sino que es una revolución que implica un cambio radical, integral y sostenido hacia la libertad económica y política. Lo más importante: funciona y los chilenos lo pueden demostrar.

Chile duplicó la tasa histórica de su crecimiento económico a un promedio de 7% anual, entre 1984 y 1998; redujo drásticamente su pobreza (del 45% al 15%), introdujo las reformas clave para llegar a ser un país desarrollado, restauró un gobierno limitado y el estado de derecho, y finalmente trajo una democracia estable.

Ahora que acabamos de celebrar en Ecuador, el Bicentenario de nuestra independencia, con Quito, “Luz de América”, en donde se gestó el Primer Grito de la Independencia para América Latina, parecería que en Chile también se dio el “primer grito” pero de la revolución económica.

En la década de 1970, Chile fue una de las primeras economías del mundo en desarrollo en poner a prueba conceptos tales como la desregulación de la economía, la privatización de empresas estatales, liberalización de los precios del control gubernamental, y la apertura del mercado interno a las importaciones. Muchas de esas ideas se proyectaron hacia toda América Latina y al resto del mundo y siguieron siendo pioneros, en 1981 Chile privatizó su sistema de seguridad social, planteando que el dinero de cada trabajador es altamente capitalizado y diversificado. En Chile, cada trabajador es un pequeño capitalista.

En Ecuador se formó la Asamblea Constituyente, figuras políticas (y no necesariamente técnicas ni académicas) para crear la nueva Constitución. En Chile hicieron lo mismo, pero con personas más técnicas que políticas y, en 1980, se creó una nueva Constitución, con un itinerario concreto para la restauración plena de las libertades políticas. Ambas Constituciones fueron propuestas a sus respectivos pueblos y aprobadas en un referéndum.

En Chile, durante la década de 1980, se crearon las "instituciones de la libertad" —un Banco Central independiente, un Tribunal Constitucional, canales de televisión y universidades privadas, leyes de registro electoral, partidos políticos, entre otros— que sustentan y hacen posible una democracia al servicio de una sociedad libre. En Ecuador, Correa hace exactamente lo contrario.

Desde la entrega del poder de la Junta Militar en 1990, Chile ha tenido cuatro gobiernos de centro izquierda y, a pesar de retrocesos puntuales en materias macroeconómicas que han disminuido el ritmo de crecimiento y elevado el desempleo, la esencia de las reformas de libre mercado ha sobrevivido intacta. A este paso, Chile será un país desarrollado para el 2018. La Carta Fundamental de 1980 sigue siendo la ley suprema, y se le ha perfeccionado con ajustes consensuales entre todos los partidos representados en el Congreso.

El gobierno de Correa ha hecho cosas similares al fenómeno chileno, Constitución nueva, planes de desarrollo social, reformas de mercado, ajustes entre los partidos políticos en el Congreso y hasta plan estratégico de gobierno para el 2018. La diferencia está en que Chile le tomó 34 años este proceso, rotó su poder y pueden demostrar sus resultados con cifras, mientras que en Ecuador, el proceso lleva 3 años y todo indica que el poder no va a rotar y las escuetas cifras que pretenden demostrar su funcionamiento cada vez son más limitadas.

2 comentarios:

ELISA GOLOTT dijo...

Un análisis exacto, neutral y decidor. Mis felicitaciones.

Millan Ludena dijo...

Muchas gracias Elisa, a las órdenes!