miércoles, 11 de marzo de 2009

Necesitamos eliminar los subsidios al combustible en Ecuador

Foto: Enzo Molinari

Suena retador. Casi una locura si consideramos que estamos a días próximos a las elecciones en el país, pero en tiempos de crisis hasta los gobiernos socialistas del “siglo XXI” se ven obligados a cortar gastos.

Tenemos que eliminar subsidios. Quizás en eso estemos de acuerdo varios sectores productivos, el problema es, cuál(es)? Qué tal eliminar el costoso e ineficiente subsidio a los combustibles ahora que el diferencial entre el precio internacional y nacional está en su punto más bajo desde 2005? Sería un momento adecuado.

Según un informe presentado por CORDES, entre enero de 2005 y agosto de 2008 “el monto de subsidio a los combustibles (USD 10.804 millones) supera en 65% todo el gasto en educación y salud del Gobierno Central que alcanzó los USD 6.548 millones”.

Entre enero de 2005 y agosto de 2008 el precio del petróleo aumentó un 150%, mientras que en Ecuador este se ha mantenido congelado desde 2003. La diferencia más alta, de USD 3,28, se dio en julio de 2008 y la asumió el Estado (USD 275 millones). Los subsidios no solo han derivado en un aumento del gasto público sino que incentivaron el consumo de combustibles cuando las señales de los precios a nivel internacional nos hubieran inducido a hacer todo lo contrario.

El informe indica que los ecuatorianos aumentaron el consumo de gasolina Súper en un 55%, gasolina Extra en 32%, diesel en 16% y gas doméstico en un 25%. Mientras que en Colombia y en Perú, industrias enteras buscaron la manera de economizar en el uso de combustibles (más producción por cada unidad de combustible utilizada), en Ecuador el precio controlado de los combustibles ha resultado en que muchos de nuestros empresarios se “duerman en los laureles” del combustible subsidiado. De productividad no podemos hablar necesariamente. Colombia y Perú tienen todo un marco regulatorio desarrollado y aprobado para la elaboración de biocombustibles, Ecuador aún tiene ganas de hacerlo.

Los subsidios no le confieren dignidad al ciudadano subsidiado. Se la restan al convertirlo en un dependiente del Estado. En cambio, las oportunidades de creación de riqueza para que el ciudadano se convierta lo suficientemente rico como para dejar de requerir subsidios, sí lo hacen.

Ahora que el diferencial entre el precio local y el internacional está en su punto más bajo desde 2005, se presenta el escenario ideal para eliminar el subsidio a los combustibles. El costo político de hacerlo es menor cuando el monto que tendrá que asumir cada consumidor es menor. Para reducir aún más el costo político se podría aumentar el Bono de Desarrollo Humano para compensar a los más necesitados temporalmente por el aumento en el precio del gas doméstico. Desaprovechar esta oportunidad sería una receta para que en la próxima década ocurra nuevamente la tragedia de desperdiciar miles de millones de dólares en un gasto corriente que no genera oportunidades de creación de riqueza para todos los ecuatorianos.

Como se ha planteado, la culpa no es de este gobierno únicamente, viene desde más de dos décadas en un intento de mantener popularidad. Qué distintas fueran las cosas si esos miles de millones hubiesen sido ahorrados para mantener el gasto social en épocas de un barril de petróleo barato o invertido en sectores estratégicos del país. Educación, tecnología!

Es de resaltar la nueva política de educación con el Plan Decenal de Educación planteado por este gobierno, en donde se incrementará en un 0,5% la aportación del PIB a la educación pública de Ecuador (actualmente 2%) mientras que las Naciones Unidas recomiendan que los gobiernos latinoamericanos deberían asignar al menos el 6% (Chile, Costa Rica y Uruguay lo hacen y se reflejan en su evaluación como economías).

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